La esencia de la cultura china, se basa en el Yin y el Yang, dos conceptos milenarios que engloban a todo lo que existe, considerándose
como los principios dinámicos de la naturaleza que generan un ciclo de creación,
destrucción y regeneración, al que llamamos vida. Estos principios son
universales y forman la base o la esencia de todo el conocimiento chino, como el
origen de todas las cosas.
El yin el yang son dos energías opuestas y complementarias, o
sea que influyen constantemente una en la otra, lo cual se representa con el
circulo pequeño dentro del
semicírculo mayor en la esfera o símbolo que los
representa, también conocido como símbolo Tai chi.
La premisa básica del yin y el yang, se traduce en la idea de
que la única constante en el universo es el cambio o sea que nada permanece
igual; ninguna enfermedad, ninguna condición, ninguna emoción, ningún
tratamiento o diagnóstico. Todo está en constante cambio.
Yin representa lo que perdura, nutre y apoya el crecimiento,
así como también se refiere a lo interno o la calma en vez de la actividad, lo
frio y lo oscuro. Yang es considerado como la fuerza creativa y generadora, todo
lo que se desarrolla y expande, el calor y la luz. Otra analogía simple para
terminar de comprender estos conceptos es que el Yin se traduce en el principio
femenino y el Yang en el principio masculino, las esencias de la creación.
En la medicina tradicional china, el equilibrio entre el yin y
yang es lo que determina la salud y por el contrario su desequilibrio se traduce
en la enfermedad. Todas las técnicas de esta antigua medicina tradicional tienen
como fin llevar al equilibrio de estas dos fuerzas o energías que rigen las
funcionalidades orgánicas.